La moda hípster surge en un momento en que los jóvenes necesitan apartarse de las modas del momento mostrando un pensamiento diferente e independiente, representando lo alternativo o la antimoda con un estilo peculiar e incluso extravagante. No siguen unos patrones específicos sino que tienen un sentido irónico de la moda, con una manera de estilo bohemio e intemporal que algunos llaman tendencia old school, que se refiere a una preferencia por la cultura alternativa. La persona que se considera de este movimiento escucha rock independiente, ve cine independiente y lleva un look muy urbano con tintes vintage.
Se les reconoce por llevar complementos antiguos, a cuadros, con flores, y por ser amantes de la ropa de franela, aunque el complemento que más distintivo y por el que más se reconoce a un auténtico hípster son las gafas de pasta (atribuyéndoles el adjetivo de gafapastas) negras o de colores llamativos.
Aunque son muy independientes (y esto se podría considerar una contradicción), no dejan pasar la oportunidad de llevar consigo el último modelo de smartphone ya que su vía de comunicación es principalmente Internet y las redes sociales.
En la línea del movimiento hípster no podemos olvidarnos de los detalles faciales tales como el bigote o la barba, adoptados como parte de su extravagancia y atuendo cotidiano. El bigote siempre ha sido icono de la moda del siglo XXI, también llamado mostacho, recuperado de la década de los años 20 y 30.
La barba o el bigote son características distintivas de este movimiento urbano
Gracias a la aparición de esta tendencia a los frondosos bigotes y barbas, aparece el movimiento considerado el más hípster del año: Movember (contracción en inglés de moustache -bigote- y november -noviembre). Se trata de un evento anual en el que los hombres dejan crecer su bigote durante dicho mes donde la función es concienciar sobre temas de salud del hombre como el cáncer de próstata, el cáncer de testículos o similares. .
Pese a que el evento nació con un propósito distinto al de la moda, las grandes firmas comenzaron a mostrar este icono en toda clase de complementos y objetos: camisetas, zapatos, collares, tazas e incluso en uñas, como símbolo de solidaridad con la causa.
Con todo, podemos decir que nos encontramos ante una moda que, pese a que tiene sus raíces en una subcultura afroamericana y que estaba reducida a un grupo de jóvenes que se movieron de sus barrios al centro de la ciudad, con el tiempo se ha ido extendiendo y ya se entiende como una tendencia universal, solidaria o no, pero ante todo peculiar y que nos da lugar a muchas preguntas.
Imágenes extraídas de la web española Movember
Escrito por Alba Montserrat
Estudiante de Curso de especialización de maquillaje avanzado en Thuya Escuela
Desde el delineado hasta el marcado de los puntos de luz, un minucioso trabajo para una felicitación de navidad muy especial que queremos hacer llegar a toda la familia de Thuya con nuestros mejores deseos y muchos éxitos más.
Para empezar el bodypainting, Cristina realiza bocetos tanto de la cara como el cuerpo.
El rojo y el dorado son los colores elegidos para el diseño, muy característicos de estas fechas.
El marcado de las formas a dibujar sobre el cuerpo de la modelo es muy importante.
En este caso se han escogido diseños redondeados para dar continuidad al tocado y la falda.
Los tonos entre rojo y granate se usan para dar profundidad y el negro para marcar el contraste.
Acto seguido se aplica escarcha sobre el maquillaje para aportar brillo a las zonas más oscuras. .
El tocado se ha preparado sobre una calva de látex en la que se han aplicado las bolas navideñas.
Usando bolas con diferentes brillos y tamaños se aporta variedad al tocado y la falda.
Los huecos se han rellenado con pan de oro, de esta manera se logra un resultado más brillante y festivo.
El diseño de la cara se delinea con un perfilador blanco a partir del que se aplican a posteriori los sombreados y el pan de oro.
El maquillaje facial se acaba de marcar con los colores rojo y negro.
Acto seguido se delinea la estructura del ojo en negro y se colocan las lentillas en los ojos.
El cuello de la modelo, María Meroño, alumna de segundo de CFGM.
Peluquería, se cubre al completo con pan de oro.
Acabado el maquillaje, Cristina realza las zonas de claroscuro con delineador negro.
Con la técnica del claroscuro se consiguen crear relieves en la anatomía de la modelo, realzando las curvas y creando el efecto óptico de sombras.
La escarcha le da el toque de fantasía a un maquillaje muy elaborado.
Bodypainting – navidad
Cristina Cortes fue alumna del curso de caracterización de la escuela, actualemtne colabora con Thuya en el Activity Group y como monitora de los cursos de peluquería y maquillaje.