La opinión de los alumnos de la escuela

Cuando era pequeña me chiflaban los helicópteros y siempre que me preguntaban, yo decía que quería ser piloto de helicóptero y os confieso que yo me veía desafiando la gravedad.
Luego de más mayor me volvieron a preguntar y esta vez quería ser actriz de teatro, quería recorrer el mundo ofreciendo mi talento a la gente y realmente me veía en un escenario aclamada por aplausos.
Años más tarde, ya estando en la ESO, empecé a ver lo injusto que era el mundo en todos los sentidos, y volví a cambiar de profesión, esta vez quería ser abogada criminalista, para defender los criminales porque también son personas.
frase-retocadaEstuve unos tres años con esta idea en la cabeza, pero hace poco me di cuenta que estaba equivocada, y que mi verdadera vocación era el mundo de la belleza.
Ahora me veo en Thuya Escuela cursando un grado medio de peluquería y maquillaje, me gusta, es algo creativo y donde me dan la libertad de utilizar la imaginación en un mundo donde manda el aspecto físico y la buena presencia.
Mis compañeros son excelentes, los profesores un encanto y desde luego, creo que cuando haces algo que te gusta, todo se hace más fluido.
Aunque la gente que lo ve desde fuera dice que la peluquería son estudios para niñas que no han sido capaz de hacer nada. Yo les diría que no es tan fácil como parece, no todas las peluquerías ni las peluqueras y peluqueros son iguales y ese caso, como en todos, hay que intentar ser el mejor en tu profesión.
A mí me gustaría ser peluquera y maquilladora en pasarelas, televisión, cine, teatro…mundo del espectáculo en general, al principio no me veía para ello pero los profesores te van motivando para que sigas y persigas lo que te gusta.
Me da mucha alegría cuando me dicen que un maquillaje me ha salido muy bien, o cómo un peinado lo vas mejorando día a día con la práctica, porque te enseñan que la paciencia es lo primero para nuestra profesión.
Muchas veces sueño con estar en un escenario recibiendo algún mérito por mi trabajo, o viendo como aumento la felicidad de alguien con algún peinado… para mí eso sería hacer realidad un sueño.
 

 

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Damos por iniciado el curso en Thuya Escuela y junto a nosotros también los 18 alumnos que este año han sido agraciados con una beca Francis. Con esta ayuda económica, que cubre el 50% de los gastos del curso, los estudiantes elegidos pueden cursar aquella formación que quieran, financiada por Thuya Escuela. Ello supone una apuesta por el talento, una inversión por el futuro y un sueño hecho realidad para todos ellos.

Los becados fueron convocados a una bienvenida oficial a Thuya Escuela para recibir el certificado oficial de la beca. La subdirectora del Instituto Francis, Rossana Cornelli, junto a la directora de Thuya Escuela, Anabel Cabezas, destacaron la voluntad de proporcionar una formación de calidad y la enorme apuesta que se ha hecho por estos alumnos.

Nos hemos metido en las clases para conocerlos más de cerca y saber qué les ha llevado a formar parte de la gran familia de los agraciados con la beca Francis. Ellos son estudiantes de Asesoría de Imagen, de Estética, de Peluquería y de Maquillaje, pocos se habían iniciado antes en el mundo de la imagen personal, pero todos coinciden en su vocación, que es la de poderse dedicar de manera profesional a cada una de sus especialidades.

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Un buen momento para reciclarse
Entre los becados hay perfiles muy diferentes, desde jóvenes que quieren seguir complementando su formación con las garantías que ofrece un centro como Thuya Escuela hasta personas que tienen otros tipos de titulaciones y que han decidido reorientar su carrera profesional. De entre ellos, por ejemplo, Paola Chavarro, que tiene la titulación de Tripulación en Cabina y ha decidido que éste era «un buen momento para reinventarse a nivel profesional».

Laura Barrachina, estudiante también de Maquillaje Profesional, tiene las titulaciones de auxiliar de veterinaria y clínica; y asegura que hacía tiempo que se planteaba formarse como maquilladora, en definitiva: «demostrarme a mí misma que nunca es tarde para reciclarse», asegura la estudiante.

Y es que para cumplir un sueño no hay límite de edad ni de imaginación, ni para retomar el hilo de los estudios. Rubén Darío, por ejemplo, retomó sus estudios introduciéndose en el mundo de la peluquería y este año ya está cursando el CFGM de esta especialidad.

Todos ellos tienen realidades distintas pero tienen un objetivo común, y es el de formar parte de la familia de Thuya y de la beca Francis. En total 18 alumnos que han podido entrar a estudiar en el centro y que, de lo contrario, algunos de ellos no hubieran podido seguir formándose.

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